De Conchalí a Japón

Francisco Arévalo tiene 18 años y desde los 13 que la robótica se transformó en su pasión. Sus primeros pasos en tecnología los dio como parte de Corazón de Chileno, un club formado por estudiantes con quienes participó en diversos concursos, entre ellos, Space Apps Challangue, una maratón de 48 horas, organizada por la NASA, que propone a estudiantes resolver problemáticas del espacio. En la versión 2016, fue distinguido con su equipo en la categoría Technology, por desarrollar un cohete que podía ser impreso en 3D.

El pasado 26 de febrero se convirtió en el primer joven occidental en participar en un torneo de lucha robótica humanoide japonés, llamado "Robo One", competencia que conoció hace cinco años a través de la red social de videos Youtube y al que decidió postular pese a las complejidades del idioma."Tuve que traducir todas las bases y contactarlos en japonés con ayuda del traductor de google", cuenta Arévalo.

En el camino conoció a Rodrigo Quevedo del laboratorio de tecnología, Robotics Lab, a quien le propuso participar en el certamen, transformándose en su compañero de batalla y quien ayudó a financiar parte del proyecto. De este modo nació Mr. Kondor, un robot en miniatura peso pluma, construido en 48 horas, el que terminaron de programar en Japón y con el que obtuvieron el puesto 16° de 32 participantes.

Una experiencia que sin duda jamás olvidará y que desea revivir el próximo año, demostrando que no existen límites para hacer realidad los sueños,como confiesa el mismo Francisco: "No existe situación ni condición socioeconómica para que uno pueda realizar sus sueños, si uno sale y busca pueden pasar cosas increíbles".

Un hobbie que partió como un juego, ahora es parte de su vida: "La robótica es algo a lo que me quiero dedicar a fondo y quiero utilizarla para hacer un bien a la sociedad, aportar creando soluciones tecnológicas para facilitarle la vida a las personas y que las complicaciones de hoy, en un futuro ya no existan", dice entusiasmado este brillante conchalino.